bebida, la salud y la enfermedad, la riqueza y la pobreza, así como todas las cosas no acontecen sin razón alguna, como al azar, sino por su consejo y voluntad paternal». Eso confirma lo que ya hemos dicho, que cada detalle de lo que sucede en el mundo está en sus divinas manos. Ese poder soberano se probó en Egipto, con las diez plagas. Allí vemos una muestra de que Dios controla la naturaleza, los ríos, los insectos y la muerte. Con poder dividió el Mar Rojo y permitió a su pueblo —unos dos millones
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